lunes, 4 de junio de 2012

Las Leyes de Murphy

La Ley de Murphy es una forma cómica y mayoritariamente ficticia de explicar los infortunios en todo tipo de ámbitos que, a grandes rasgos, se basan en:
«Si algo puede salir mal, saldrá mal»
 Sin importar la composición exacta y el origen de la frase, su espíritu conlleva el principio de diseño defensivo; el anticipar los errores que probablemente cometerá. A continuación, enumeraré una serie de leyes que ejemplifican lo que da valor a la Ley de Murphy:

1. "Las únicas veces que la puerta se cierra sola son cuando te has dejado las llaves dentro". (Ley de la fuerza del destino)

2. "Cuando necesites abrir una puerta con la única mano libre, la llave estará en el bolsillo opuesto". (Ley de Fant)

3. "Cuando tengas las manos embadurnadas de grasa te comenzará a picar la nariz". (Ley de mecánica de Lorenz)

4. "Todo cuchillo desafilado, tendrá el filo suficiente para cortarte un dedo". (Primera regla doméstica de Fausner)
 
5. "Da igual por dónde abras la caja de un medicamento, siempre te molestará el prospecto". (Principio de Aspirino)

6. "Si mantienes la calma cuando todos pierden la cabeza, sin duda es que no has captado el problema". (Principio de Emergencio)

7. "Siempre que las cosas parecen fáciles es porque no atendemos todas las instrucciones". (Donald Westlake)
 
8. "Los Problemas ni se crean, ni se destruyen, sólo se transforman". (Ley de la persistencia de los problemas)
 
9. "No importa lo que salga mal, siempre hay alguien que ya lo sabía...". (Ley de Evans y Bjorn)

10. "El teléfono sonará cuando estés fuera buscando como loco las llaves de la puerta". (Primer principio de Bess)

11. "Llegarás al teléfono justo a tiempo para oír cómo cuelgan". (Segundo Principio de Bess)
 
12. "Siempre que te vayas a conectar a Internet, se producirá la llamada que llevabas esperando durante todo el día". (Principio de Dialer)

13. "Si durante todo el día has esperado recibir una llamada, ésta sonará cuando estés en la ducha". (Primer principio de invocación)

14. "Si solo hay dos programas que valgan la pena ver, serán a la misma hora". (Ley televisiva de Jones)

15. "Robar las ideas de una persona es plagio; robar las de muchas, investigación". (Ley de Felson)

16. "Si intentas ponerte el pijama sin dar a la luz para no despertarte del todo, las posibilidades de no ponértelo de delante atrás son prácticamente cero". (Ley de Gusiluz)
 
17. "El que ronca es el que se duerme primero". (Regla de compañeros de cama)
 
18. "Los que viven mas cerca llegan los últimos". (Ley de la llegada)
 
19. "La probabilidad de que te manches comiendo es directamente proporcional a la necesidad que tengas de estar limpio". (Ley gastronómica de Soup)

20. "La velocidad del viento aumenta proporcionalmente al precio del peinado". (Ley meteorológica de Reynold también conocida como Ley de Llongueras)

21. "Las posibilidades de descansar un fin de semana son inversamente proporcionales al cansancio acumulado los últimos cinco días". (Ley del descanso reprimido)

22. "Da igual lo terrible o rara que haya sido tu enfermedad, siempre habrá alguien que haya sufrido una peor y más rara". (Principio del hipocondriaco absoluto)

23. "Cuando tras años de haber guardado una cosa sin usarla, decides tirarla, no pasará más de una semana cuando la necesites". (Ley de la necesidad de más espacio)

jueves, 31 de mayo de 2012

Decía John Lennon...

Decía John Lennon que la vida es lo que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes. Y tenía razón... Planeas tu matrimonio, la casa donde vivirás, el colegio donde irán tus hijos... planeas hasta el color que tendrá el puto sofá.
 
Pero los planes son solo un dibujo en una servilleta de papel. Y, por mucho que te empeñes, al final tus planes le importan una mierda al resto del mundo. Y puedes ponerle cabeza... corazón... o un taco de servilletas emborronadas con sueños... que la vida tiene otros planes para ti.

domingo, 6 de mayo de 2012

Qué pasaría si los hombres se quedaran embarazados

Dicen que la población está envejeciendo. Los políticos piden niños, no hay más que ver la que se ha montado con el primer niño del milenio, que menuda paliza nada más nacer… No es por culpa de las mujeres, nosotras ya hacemos lo que podemos, de hecho damos a luz, aunque tal y como está el empleo ponte a pedir bajas maternales… Por eso yo creo que si quieren que haya más niños, que los hombres también se embaracen. Auque no sé si eso solucionaría el problema, porque… ¿se imaginan lo que pasaría si los hombres se quedasen embarazados?

Por ejemplo, está claro que los hombres son unos flojos. No soportan el dolor. Así como las mujeres aguantamos casi hasta el último día yendo a trabajar, ellos, con lo quejicas que son, en el momento en que les diera positiva la prueba entrarían amarillos en el despacho del jefe con la rana tiesa en la mano:
- Mire, mire cómo estamos… Deme la baja, que ya tengo náuseas, vengo vomitando desde el laboratorio por la ventanilla.

Cuando estamos embarazadas, ellos saben que no pintan nada, pero como se empeñan en agradarnos, no paran de hacernos preguntas:
- ¿Qué tal te encuentras?
- Muy bien, estoy fenomenal.
- ¿Pero te encuentras bien de verdad?
- Sí, mi amor, ya te lo he dicho…
- Es increíble lo bien que te encuentras, ¿verdad?
- Que sí, que estoy bien… no te preocupes, no me pasa nada.
Al final eres tú la que acabas tranquilizándole a él.

Si los embarazados fuesen ellos, las respuestas serían distintas:
- Antonio, ¿qué tal estás?
- Jodido, yo creo que estoy perdiendo hasta la vista.
- Pero, ¿tan mal te encuentras?
- Fatal, me quedan dos telediarios. Vas a tener que criar a nuestro hijo tú sola.
- Es increíble lo mal que te encuentras, ¿verdad?
- Y lo que me callo, pa’ no asustarte, que la procesión va por dentro.
Total, que al final también le acabas tranquilizando tú.

Las mujeres, cuando estamos embarazadas, tenemos antojos porque se nos agudiza el sentido del olfato. Puedes oler las palomitas del cine que está en la otra manzana, o el marisco a la plancha del bar que está dos calles más abajo:
- Quiero marisco.
Y te lo trae, porque ya saben eso que dicen, que si no te conceden un antojo luego al niño le sale en el cuerpo, y claro, él no quiere que el niño nazca con cara de gamba, aunque luego sea el más gamba de su clase…

Si los hombres se quedasen embarazados, sus antojos serían distintos. Con lo simples que son, se despertarían a medianoche diciendo:
- ¡Quiero una Black & Decker! ¡Necesito hacer agujeros, ya!
Y tú se la traerías, porque no te gustaría que el niño naciese con la nariz retorcida como una broca.

También cambiaría la preparación al parto. Las mujeres no tenemos problemas con eso de tirarnos al suelo. Y respirar ahora sí, ahora no, durante horas y horas. A los hombres en cuanto les dijeran: “Vamos a hacer ejercicios de relajación”, se sentarían en una mesa y sacarían el dominó:
- ¡Venga, pito doble!

Una pregunta: con la tripa que tienen ya algunos hombres, ¿cómo se les pondrá cuando estén embarazados de treinta y dos semanas? Como un dirigible. Más de uno en vez de romper aguas, romperán cerveza.

Otra: ¿se moverá el niño más en el vientre del hombre? Seguro que sí, sobre todo cuando se pongan a roncar. ¿Cómo va a saber el niño que tiene que hacer tsk, tsk, tsk, para detener el terremoto?

Y una última pregunta: ¿qué harán los hombres cuando sientan las pataditas del bebé? Las mujeres nos emocionamos y decimos: “Mira, mira, se ha movido.” Ellos directamente cantarán el gol: “¡Gol! ¡Gol de mi chico!”.

Y, en vez de ponerle música clásica para que el niño salga más inteligente, pondrán el Carrusel Deportivo:
- Es que así se relaja el niño, es oír el gol en Las Gaunas y se queda como una malva. ¡Esto sí que es un clásico!

Una de las cosas que más cambiaría sería el cochecito. Nosotras, que somos más prácticas, el único accesorio que le ponemos es una sombrilla, por si hace sol. Los hombres no soportarían comprarse algo que incluyese la palabra “coche” sin llenarlo de chorradas. Seguro que los venderían en los concesionarios. Se pondrían insoportables.
El mío tiene radio extraíble, es descapotable y lleva llantas de aluminio, y un alerón… 
No habría ningún cochecito sin alerón. Luego habrías que verles, picándose en el paseo y haciendo adelantamientos, y el pobre niño con cara de velocidad.

Y el colmo: si a los hombres ya no hay quien les soporte cuando se ponen a contar su mili en plan fantasma… para aguantarlos contando el parto:
- ¡Bufff! Lo mío sí que fue un parto con dolor. Se había acabado la epidural, la matrona y el médico sentados encima de la tripa porque llevábamos cinco horas y nada. El niño intentándolo hacia arriba, que ya estaban pensando en sacármelo por la boca. ¡Todos atacaos! Y yo: “Tranquilos; a ver, dame la tijera que me voy a hacer la cesárea…”. Tras, tras, unas puntaditas… y así que salí andando del quirófano, con mi niño en brazos, que se quedaron alucinaos.

En fin, que pensándolo bien, prefiero parir a mi hijo antes que tener que aguantar a un hombre embarazado.

viernes, 27 de abril de 2012

Cosas que no se pueden decir con palabras

Una vez le preguntaron a Lewis Hine, un fotógrafo de guerra, por qué había elegido esa profesión. Él contestó que si pudiese contar con palabras todo lo que veía, no necesitaría cargar todo el día con una cámara de fotos. Que ciertos momentos de belleza, desolación, de horror y de heroísmo estaban más allá de las palabras. Yo también lo creo.

Hay cosas que no podemos explicar con simples palabras... Cosas como seguir vivos, sentimientos como el amor y el compromiso, o sensaciones como volver a abrazar a un amigo. Quizás por eso nuestra vida se compone de imágenes, momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian sin remedio el rumbo de las cosas, de fotografías fijas guardadas en la memoria que nos recuerdan cada segundo lo hermoso que es vivir.

lunes, 23 de abril de 2012

Estupideces cuando tenemos miedo

Qué malo es el miedo, ¿eh? Los seres humanos no estamos preparados para el miedo, no nos sabemos comportar con dignidad. No hay más que ver la cantidad de gilipolleces que hacemos cuando tenemos miedo. A continuación, analizamos algunas situaciones típicas que nos provocan miedo y nuestra estúpida reacción ante éstas.


Primera:
Estás por la noche en la cama y oyes un ruido extraño... ¿Qué haces? ¡Te tapas con la sábana! ¡Muy bien! ¿Qué pasa, que la sábana es antibalas? ¿Que si viene un malo con un cuchillo no va a poder atravesarla, se le va a doblar la hoja? ¡Hombre, por favor!

Segunda:
¿Y cuando nos da por mirar debajo de la cama? ¡Hombre, que ya tenemos una edad! Además, suponiendo que haya un asesino debajo de la cama, ¿qué ganas mirando? ¡Que te mate antes! Muy bien, fantástico. ¿Se imaginan que un día nos encontramos a alguien debajo de la cama? ¿Qué le diríamos?:
-Buenas nocheeees... ¿Qué? Asesinando, ¿no?

Tercera:
Otra reacción estúpida ante el miedo es mirar dentro del armario, que ya es el colmo. Porque, vamos a ver ¿a alguien le cabe un señor dentro del armario? Pero si el día que planchas no sabes dónde meter toda la ropa, ¿cómo se va a meter un tío ahí dentro?

Cuarta:
Otra situación. Oyes un ruido raro en casa y te levantas, 'acojonao', en calzoncillos, y preguntas: -¿Hay alguien?
 ¿Pero qué crees, que si hay alguien te va a contestar? Lo mejor es cuando llegas a la conclusión de que si hay alguien, seguro que se esconde detrás de la puerta del cuarto de baño, y ¿qué haces? Asomas la cabeza poco a poco, más que nada para que si hay alguien, te dé a gusto. ¡Ay!

Quinta:
Vas en un coche y, de repente, el conductor empieza a correr como si fuese Fernando Alonso, pero sin Fernando y sin Alonso. Y tú, acojonado, ¿qué haces? Lo normal, protegerte: te agarras a la asita de plástico que hay encima de la puerta! Ya se puede estampar si quiere, que tu vas cogido a la asita...

Sexta:
Cuando nos van a poner una inyección, ¿qué hacemos? Poner el culo tan duro que la aguja rebota!! Es que hay que ser ¿eh? Sabemos que duele más, pero no podemos evitarlo.

Séptima:
Más reacciones estúpidas que tiene el cuerpo por su cuenta: gritar. Claro que sí, muy lógico. Si estás friendo un huevo y se te prende la sartén ¿qué se te ocurre? Gritar. Te pones a gritar como un loco: -¡¡Que se me queman los huevos!! Y si viene otra persona, se une a ti con sus gritos: -¡Que se te queman los huevos! Pero ¿qué pretendemos? ¿Apagar el fuego a gritos?

Octava:
¿Y qué pasa si vas por la calle y de pronto ves a alguien y piensas que te va a atracar? Pues te cambias de acera. Seguro que si es un atracador, pensará: "Mierda, otro que se me ha cruzado de acera, qué nochecita llevo".
Pero ¿por qué hacemos esto? ¿Qué pasa, que los atracadores sólo atracan en la acera de los pares?

Novena:
¡Ay! El otro día iba en el ascensor con una mujer a la que no conocía de nada y, de repente, el ascensor hizo un extraño: "Brramb". ¿Y qué hizo la señora? ¡Agarrarse a mí! 
Es una reacción típica de las mujeres. Deben de pensar que los hombres no caemos cuando se descuelga un ascensor.

Décima:
No hay que olvidar que unidas a nuestras reacciones estúpidas están las que tiene el cuerpo por su propia cuenta. Una de ellas es temblar. Si, por ejemplo, hay un ladrón en casa y nos escondemos debajo de una manta, el hombre no tiene problemas para encontrarnos. Nos ponemos como un móvil en posición vibrador.

Undécima:
Otra reacción estúpida es la de quedarte paralizado. Si viene un coche hacia ti y está a punto de atropellarte, esto es todo lo que se le ocurre a tu cuerpo: ¡¡quedarse quieto!!

Duodécima:
Y, luego, está lo de cagarse de miedo. ¿Habrá algo más estúpido y más inútil que cagarse de miedo? Bueno, sí, morirse de miedo. Ahora, eso sí, ¡que me esperen muchos años!

domingo, 15 de abril de 2012

Centenario del hundimiento del TITANIC [15/04/1912]

Viéndolo salir de lo oscuro cual barco fantasma, me sigue desconcertando el ver la triste rutina del grandioso barco yaciendo aquí, donde se posó a las 2:30 a.m. del 15 de Abril de 1912, después de su larga caída del mundo de allá arriba.


“La vida es un don y no quiero desperdiciarla. No se sabe qué mano tendrá después. Se aprende a tomar la vida como viene. Para hacer que cada día cuente.”
"Si tú saltas, yo salto. ¿Recuerdas? No puedo irme sin saber que estarás bien. Eso es todo lo que quiero.”
"Haz que cuente, reúnete conmigo frente al reloj."
“Ey Josephine, asciende conmigo, vuela… alto… alto… muy alto.”
~Jack Dawson~

- "¿A dónde, señorita?"
- "A las estrellas.”
~Jack Dawson a Rose DeWitt Bukater~

- "Te quiero, Jack."
- "No digas eso, no te despidas de mí. Aún no... Vas a salir de esta, seguirás adelante. Vas a tener muchos bebes y les verás crecer. Morirás siendo una viejecita adorable calentita en tu cama, pero no aquí, no esta noche, no de este modo, ¿me has entendido? Tienes que prometerme que sobrevivirás, que no te rendirás jamás, y no importa lo desesperada que estés. Prométemelo ahora, Rose, y no rompas nunca esa promesa."
- "Lo prometo, Jack. Nunca me rendiré..."
~Jack Dawson & Rose DeWitt Bukater~

"Llamaban al Titanic el buque de los sueños y lo era, realmente lo era."
"Ahora saben que existió un hombre llamado Jack Dawson, y que él me salvó... en todos los sentidos en que puede salvarse a una persona. Ni siquiera tengo una foto de él, ahora solo existe en mi recuerdo."
"El corazón de una mujer es un profundo océano de secretos."
~Rose Dawson Calvert~


domingo, 8 de abril de 2012

El miedo...

El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una. Pero, aunque se parezcan, los miedos son tan personales y tan diferentes como puedan serlo todas las familias del mundo.

Hay miedos tan simples como desnudarse ante un extraño. Miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. Hay miedos hechos de inseguridades. Miedo a quedarnos atrás. Miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla. Miedo a que nadie entienda lo que queremos ser.
Hay miedos que nos va dejando la conciencia. El miedo a ser culpables de lo que les pasa a los demás. Y también el miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido. Como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca.


Y hoy he escuchado a un tal Punset que decía que la felicidad es la ausencia del miedo.Y, entonces, me he dado cuenta de que últimamente yo ya no tengo miedo.

Librarse del miedo es como quitarse la ropa delante de alguien. A veces cuesta pero, cuando empiezas, lo único que tienes que hacer es seguir, sin dudar. Y, de repente, te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece. Ha desaparecido. Como esa ropa que un día dejas de usar...

No es malo tener miedo. Lo malo es dejar que el miedo domine tu vida porque entonces no tendrás vida, solo miedo.