Qué malo es el miedo, ¿eh? Los seres humanos no estamos preparados para el miedo, no nos sabemos comportar con dignidad. No hay más que ver la cantidad de gilipolleces que hacemos cuando tenemos miedo. A continuación, analizamos algunas situaciones típicas que nos provocan miedo y nuestra estúpida reacción ante éstas.
Primera:
Estás por la noche en la cama y oyes un ruido extraño... ¿Qué haces? ¡Te tapas con la sábana! ¡Muy bien! ¿Qué pasa, que la sábana es antibalas? ¿Que si viene un malo con un cuchillo no va a poder atravesarla, se le va a doblar la hoja? ¡Hombre, por favor!
Segunda:
¿Y cuando nos da por mirar debajo de la cama? ¡Hombre, que ya tenemos una edad! Además, suponiendo que haya un asesino debajo de la cama, ¿qué ganas mirando? ¡Que te mate antes! Muy bien, fantástico. ¿Se imaginan que un día nos encontramos a alguien debajo de la cama? ¿Qué le diríamos?:
-Buenas nocheeees... ¿Qué? Asesinando, ¿no?
Tercera:
Otra reacción estúpida ante el miedo es mirar dentro del armario, que ya es el colmo. Porque, vamos a ver ¿a alguien le cabe un señor dentro del armario? Pero si el día que planchas no sabes dónde meter toda la ropa, ¿cómo se va a meter un tío ahí dentro?
Cuarta:
Otra situación. Oyes un ruido raro en casa y te levantas, 'acojonao', en calzoncillos, y preguntas: -¿Hay alguien?
Primera:
Estás por la noche en la cama y oyes un ruido extraño... ¿Qué haces? ¡Te tapas con la sábana! ¡Muy bien! ¿Qué pasa, que la sábana es antibalas? ¿Que si viene un malo con un cuchillo no va a poder atravesarla, se le va a doblar la hoja? ¡Hombre, por favor!
Segunda:
¿Y cuando nos da por mirar debajo de la cama? ¡Hombre, que ya tenemos una edad! Además, suponiendo que haya un asesino debajo de la cama, ¿qué ganas mirando? ¡Que te mate antes! Muy bien, fantástico. ¿Se imaginan que un día nos encontramos a alguien debajo de la cama? ¿Qué le diríamos?:
-Buenas nocheeees... ¿Qué? Asesinando, ¿no?
Tercera:
Otra reacción estúpida ante el miedo es mirar dentro del armario, que ya es el colmo. Porque, vamos a ver ¿a alguien le cabe un señor dentro del armario? Pero si el día que planchas no sabes dónde meter toda la ropa, ¿cómo se va a meter un tío ahí dentro?
Cuarta:
Otra situación. Oyes un ruido raro en casa y te levantas, 'acojonao', en calzoncillos, y preguntas: -¿Hay alguien?
¿Pero qué crees, que si hay alguien te va a contestar? Lo mejor es cuando llegas a la conclusión de que si hay alguien, seguro que se esconde detrás de la puerta del cuarto de baño, y ¿qué haces? Asomas la cabeza poco a poco, más que nada para que si hay alguien, te dé a gusto. ¡Ay!
Quinta:
Vas en un coche y, de repente, el conductor empieza a correr como si fuese Fernando Alonso, pero sin Fernando y sin Alonso. Y tú, acojonado, ¿qué haces? Lo normal, protegerte: te agarras a la asita de plástico que hay encima de la puerta! Ya se puede estampar si quiere, que tu vas cogido a la asita...
Sexta:
Cuando nos van a poner una inyección, ¿qué hacemos? Poner el culo tan duro que la aguja rebota!! Es que hay que ser ¿eh? Sabemos que duele más, pero no podemos evitarlo.
Séptima:
Más reacciones estúpidas que tiene el cuerpo por su cuenta: gritar. Claro que sí, muy lógico. Si estás friendo un huevo y se te prende la sartén ¿qué se te ocurre? Gritar. Te pones a gritar como un loco: -¡¡Que se me queman los huevos!! Y si viene otra persona, se une a ti con sus gritos: -¡Que se te queman los huevos! Pero ¿qué pretendemos? ¿Apagar el fuego a gritos?
Octava:
¿Y qué pasa si vas por la calle y de pronto ves a alguien y piensas que te va a atracar? Pues te cambias de acera. Seguro que si es un atracador, pensará: "Mierda, otro que se me ha cruzado de acera, qué nochecita llevo".
Pero ¿por qué hacemos esto? ¿Qué pasa, que los atracadores sólo atracan en la acera de los pares?
Novena:
¡Ay! El otro día iba en el ascensor con una mujer a la que no conocía de nada y, de repente, el ascensor hizo un extraño: "Brramb". ¿Y qué hizo la señora? ¡Agarrarse a mí!
Quinta:
Vas en un coche y, de repente, el conductor empieza a correr como si fuese Fernando Alonso, pero sin Fernando y sin Alonso. Y tú, acojonado, ¿qué haces? Lo normal, protegerte: te agarras a la asita de plástico que hay encima de la puerta! Ya se puede estampar si quiere, que tu vas cogido a la asita...
Sexta:
Cuando nos van a poner una inyección, ¿qué hacemos? Poner el culo tan duro que la aguja rebota!! Es que hay que ser ¿eh? Sabemos que duele más, pero no podemos evitarlo.
Séptima:
Más reacciones estúpidas que tiene el cuerpo por su cuenta: gritar. Claro que sí, muy lógico. Si estás friendo un huevo y se te prende la sartén ¿qué se te ocurre? Gritar. Te pones a gritar como un loco: -¡¡Que se me queman los huevos!! Y si viene otra persona, se une a ti con sus gritos: -¡Que se te queman los huevos! Pero ¿qué pretendemos? ¿Apagar el fuego a gritos?
Octava:
¿Y qué pasa si vas por la calle y de pronto ves a alguien y piensas que te va a atracar? Pues te cambias de acera. Seguro que si es un atracador, pensará: "Mierda, otro que se me ha cruzado de acera, qué nochecita llevo".
Pero ¿por qué hacemos esto? ¿Qué pasa, que los atracadores sólo atracan en la acera de los pares?
Novena:
¡Ay! El otro día iba en el ascensor con una mujer a la que no conocía de nada y, de repente, el ascensor hizo un extraño: "Brramb". ¿Y qué hizo la señora? ¡Agarrarse a mí!
Es una reacción típica de las mujeres. Deben de pensar que los hombres no caemos cuando se descuelga un ascensor.
Décima:
No hay que olvidar que unidas a nuestras reacciones estúpidas están las que tiene el cuerpo por su propia cuenta. Una de ellas es temblar. Si, por ejemplo, hay un ladrón en casa y nos escondemos debajo de una manta, el hombre no tiene problemas para encontrarnos. Nos ponemos como un móvil en posición vibrador.
Undécima:
Otra reacción estúpida es la de quedarte paralizado. Si viene un coche hacia ti y está a punto de atropellarte, esto es todo lo que se le ocurre a tu cuerpo: ¡¡quedarse quieto!!
Duodécima:
Y, luego, está lo de cagarse de miedo. ¿Habrá algo más estúpido y más inútil que cagarse de miedo? Bueno, sí, morirse de miedo. Ahora, eso sí, ¡que me esperen muchos años!
Décima:
No hay que olvidar que unidas a nuestras reacciones estúpidas están las que tiene el cuerpo por su propia cuenta. Una de ellas es temblar. Si, por ejemplo, hay un ladrón en casa y nos escondemos debajo de una manta, el hombre no tiene problemas para encontrarnos. Nos ponemos como un móvil en posición vibrador.
Undécima:
Otra reacción estúpida es la de quedarte paralizado. Si viene un coche hacia ti y está a punto de atropellarte, esto es todo lo que se le ocurre a tu cuerpo: ¡¡quedarse quieto!!
Duodécima:
Y, luego, está lo de cagarse de miedo. ¿Habrá algo más estúpido y más inútil que cagarse de miedo? Bueno, sí, morirse de miedo. Ahora, eso sí, ¡que me esperen muchos años!