viernes, 27 de abril de 2012

Cosas que no se pueden decir con palabras

Una vez le preguntaron a Lewis Hine, un fotógrafo de guerra, por qué había elegido esa profesión. Él contestó que si pudiese contar con palabras todo lo que veía, no necesitaría cargar todo el día con una cámara de fotos. Que ciertos momentos de belleza, desolación, de horror y de heroísmo estaban más allá de las palabras. Yo también lo creo.

Hay cosas que no podemos explicar con simples palabras... Cosas como seguir vivos, sentimientos como el amor y el compromiso, o sensaciones como volver a abrazar a un amigo. Quizás por eso nuestra vida se compone de imágenes, momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian sin remedio el rumbo de las cosas, de fotografías fijas guardadas en la memoria que nos recuerdan cada segundo lo hermoso que es vivir.

lunes, 23 de abril de 2012

Estupideces cuando tenemos miedo

Qué malo es el miedo, ¿eh? Los seres humanos no estamos preparados para el miedo, no nos sabemos comportar con dignidad. No hay más que ver la cantidad de gilipolleces que hacemos cuando tenemos miedo. A continuación, analizamos algunas situaciones típicas que nos provocan miedo y nuestra estúpida reacción ante éstas.


Primera:
Estás por la noche en la cama y oyes un ruido extraño... ¿Qué haces? ¡Te tapas con la sábana! ¡Muy bien! ¿Qué pasa, que la sábana es antibalas? ¿Que si viene un malo con un cuchillo no va a poder atravesarla, se le va a doblar la hoja? ¡Hombre, por favor!

Segunda:
¿Y cuando nos da por mirar debajo de la cama? ¡Hombre, que ya tenemos una edad! Además, suponiendo que haya un asesino debajo de la cama, ¿qué ganas mirando? ¡Que te mate antes! Muy bien, fantástico. ¿Se imaginan que un día nos encontramos a alguien debajo de la cama? ¿Qué le diríamos?:
-Buenas nocheeees... ¿Qué? Asesinando, ¿no?

Tercera:
Otra reacción estúpida ante el miedo es mirar dentro del armario, que ya es el colmo. Porque, vamos a ver ¿a alguien le cabe un señor dentro del armario? Pero si el día que planchas no sabes dónde meter toda la ropa, ¿cómo se va a meter un tío ahí dentro?

Cuarta:
Otra situación. Oyes un ruido raro en casa y te levantas, 'acojonao', en calzoncillos, y preguntas: -¿Hay alguien?
 ¿Pero qué crees, que si hay alguien te va a contestar? Lo mejor es cuando llegas a la conclusión de que si hay alguien, seguro que se esconde detrás de la puerta del cuarto de baño, y ¿qué haces? Asomas la cabeza poco a poco, más que nada para que si hay alguien, te dé a gusto. ¡Ay!

Quinta:
Vas en un coche y, de repente, el conductor empieza a correr como si fuese Fernando Alonso, pero sin Fernando y sin Alonso. Y tú, acojonado, ¿qué haces? Lo normal, protegerte: te agarras a la asita de plástico que hay encima de la puerta! Ya se puede estampar si quiere, que tu vas cogido a la asita...

Sexta:
Cuando nos van a poner una inyección, ¿qué hacemos? Poner el culo tan duro que la aguja rebota!! Es que hay que ser ¿eh? Sabemos que duele más, pero no podemos evitarlo.

Séptima:
Más reacciones estúpidas que tiene el cuerpo por su cuenta: gritar. Claro que sí, muy lógico. Si estás friendo un huevo y se te prende la sartén ¿qué se te ocurre? Gritar. Te pones a gritar como un loco: -¡¡Que se me queman los huevos!! Y si viene otra persona, se une a ti con sus gritos: -¡Que se te queman los huevos! Pero ¿qué pretendemos? ¿Apagar el fuego a gritos?

Octava:
¿Y qué pasa si vas por la calle y de pronto ves a alguien y piensas que te va a atracar? Pues te cambias de acera. Seguro que si es un atracador, pensará: "Mierda, otro que se me ha cruzado de acera, qué nochecita llevo".
Pero ¿por qué hacemos esto? ¿Qué pasa, que los atracadores sólo atracan en la acera de los pares?

Novena:
¡Ay! El otro día iba en el ascensor con una mujer a la que no conocía de nada y, de repente, el ascensor hizo un extraño: "Brramb". ¿Y qué hizo la señora? ¡Agarrarse a mí! 
Es una reacción típica de las mujeres. Deben de pensar que los hombres no caemos cuando se descuelga un ascensor.

Décima:
No hay que olvidar que unidas a nuestras reacciones estúpidas están las que tiene el cuerpo por su propia cuenta. Una de ellas es temblar. Si, por ejemplo, hay un ladrón en casa y nos escondemos debajo de una manta, el hombre no tiene problemas para encontrarnos. Nos ponemos como un móvil en posición vibrador.

Undécima:
Otra reacción estúpida es la de quedarte paralizado. Si viene un coche hacia ti y está a punto de atropellarte, esto es todo lo que se le ocurre a tu cuerpo: ¡¡quedarse quieto!!

Duodécima:
Y, luego, está lo de cagarse de miedo. ¿Habrá algo más estúpido y más inútil que cagarse de miedo? Bueno, sí, morirse de miedo. Ahora, eso sí, ¡que me esperen muchos años!

domingo, 15 de abril de 2012

Centenario del hundimiento del TITANIC [15/04/1912]

Viéndolo salir de lo oscuro cual barco fantasma, me sigue desconcertando el ver la triste rutina del grandioso barco yaciendo aquí, donde se posó a las 2:30 a.m. del 15 de Abril de 1912, después de su larga caída del mundo de allá arriba.


“La vida es un don y no quiero desperdiciarla. No se sabe qué mano tendrá después. Se aprende a tomar la vida como viene. Para hacer que cada día cuente.”
"Si tú saltas, yo salto. ¿Recuerdas? No puedo irme sin saber que estarás bien. Eso es todo lo que quiero.”
"Haz que cuente, reúnete conmigo frente al reloj."
“Ey Josephine, asciende conmigo, vuela… alto… alto… muy alto.”
~Jack Dawson~

- "¿A dónde, señorita?"
- "A las estrellas.”
~Jack Dawson a Rose DeWitt Bukater~

- "Te quiero, Jack."
- "No digas eso, no te despidas de mí. Aún no... Vas a salir de esta, seguirás adelante. Vas a tener muchos bebes y les verás crecer. Morirás siendo una viejecita adorable calentita en tu cama, pero no aquí, no esta noche, no de este modo, ¿me has entendido? Tienes que prometerme que sobrevivirás, que no te rendirás jamás, y no importa lo desesperada que estés. Prométemelo ahora, Rose, y no rompas nunca esa promesa."
- "Lo prometo, Jack. Nunca me rendiré..."
~Jack Dawson & Rose DeWitt Bukater~

"Llamaban al Titanic el buque de los sueños y lo era, realmente lo era."
"Ahora saben que existió un hombre llamado Jack Dawson, y que él me salvó... en todos los sentidos en que puede salvarse a una persona. Ni siquiera tengo una foto de él, ahora solo existe en mi recuerdo."
"El corazón de una mujer es un profundo océano de secretos."
~Rose Dawson Calvert~


domingo, 8 de abril de 2012

El miedo...

El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una. Pero, aunque se parezcan, los miedos son tan personales y tan diferentes como puedan serlo todas las familias del mundo.

Hay miedos tan simples como desnudarse ante un extraño. Miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. Hay miedos hechos de inseguridades. Miedo a quedarnos atrás. Miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla. Miedo a que nadie entienda lo que queremos ser.
Hay miedos que nos va dejando la conciencia. El miedo a ser culpables de lo que les pasa a los demás. Y también el miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido. Como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca.


Y hoy he escuchado a un tal Punset que decía que la felicidad es la ausencia del miedo.Y, entonces, me he dado cuenta de que últimamente yo ya no tengo miedo.

Librarse del miedo es como quitarse la ropa delante de alguien. A veces cuesta pero, cuando empiezas, lo único que tienes que hacer es seguir, sin dudar. Y, de repente, te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece. Ha desaparecido. Como esa ropa que un día dejas de usar...

No es malo tener miedo. Lo malo es dejar que el miedo domine tu vida porque entonces no tendrás vida, solo miedo.